Es completamente normal que los niños experimenten una amplia gama de emociones, que muchas veces no saben cómo manejarlas y por eso en ocasiones se “descontrolan”. Pero, en ocasiones, detrás de llantos o ataques de risa aparentemente inofensivos, podría esconderse algún tipo de afección como la que estaremos explicando en este post. Comprender qué es la labilidad emocional, sus causas, síntomas y tratamientos es fundamental para brindar un apoyo adecuado y promover un desarrollo emocional saludable. Si quieres saber todo sobre esta condición y ayudar a tu pequeño sigue leyendo.
¿Qué es la labilidad emocional en los niños?
La labilidad emocional en los niños se refiere a la tendencia a experimentar cambios de humor rápidos e intensos. Esta inestabilidad emocional puede manifestarse en altibajos importantes a lo largo del día, con emociones que fluctúan inesperadamente y, a menudo, sin causa aparente. En los niños, estos cambios suelen ser muy marcados, con episodios de alegría que rápidamente pueden convertirse en llanto, o viceversa.
La labilidad emocional no siempre está relacionada con eventos específicos; en algunos casos, las reacciones emocionales suelen parecer desproporcionadas con respecto a la situación que las provoca. Los niños con esta condición tienden a sentirse abrumados por sus emociones y tienen dificultades para regularlas, provocando así confusión tanto en ellos mismos como en quienes los rodean. Es muy importante señalar que, aunque estos episodios pueden ser comunes durante ciertas etapas del desarrollo infantil, su frecuencia y gravedad inusuales pueden indicar la necesidad de una intervención profesional.
Causas de labilidad emocional en los niños.
Las causas de la labilidad emocional en los niños son diversas y multifactoriales, por eso te las comentamos todas:
Cambios significativos en el medio ambiente
Las perturbaciones importantes en la vida de un niño, como mudanzas, cambios en la estructura familiar o cambios en la rutina diaria, causan estrés y contribuyen a la inestabilidad emocional. Adaptarse a nuevas circunstancias es particularmente desafiante para los niños, quienes aún no tienen las herramientas para transmitir cómo se sienten y pueden expresar este estrés a través de cambios emocionales rápidos y frecuentes.
Proceso de crecimiento y desarrollo
La labilidad emocional también puede ser una parte normal del desarrollo infantil. A medida que los niños crecen, aprenden a identificar y gestionar sus emociones. Durante este proceso, es natural que experimenten una gama amplia y fluctuante de emociones a medida que desarrollan sus habilidades emocionales y sociales.
Dificultad para tolerar la frustración
Los niños que tienen dificultades para manejar la frustración tienen más probabilidades de experimentar emociones intensas y rápidas. La incapacidad para tolerar situaciones frustrantes puede provocar reacciones emocionales desproporcionadas, como ataques de llanto o ira.
Factores psicológicos y emocionales
A veces la labilidad emocional es un síntoma de problemas emocionales o psicológicos más profundos. Si el comportamiento del niño muestra patrones repetitivos de inestabilidad emocional que afectan su bienestar general y su funcionamiento diario, lo mejor es buscar la evaluación de un especialista.
Síntomas de labilidad emocional en niños.
Como puedes ver existen varias situaciones que podrían llevar a un niño a desarrollar labilidad emocional, pero ¿cómo identificarla? Pues lo cierto es que el diagnóstico debe ser realizado claramente por un profesional cualificado. Por tu parte, si tienes sospechas, debes saber que los síntomas de labilidad emocional en los niños son:
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Estado de ánimo variable: Se produce cuando pasan de estar felices a sentirse tristes o irritables en un corto período de tiempo, sin que exista una causa evidente para estos cambios.
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Confusión en el entorno: A los familiares y educadores a menudo les resulta difícil comprender las causas de los cambios emocionales y cómo responder adecuadamente a ellos.
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Intensidad de las emociones: Las emociones son extremadamente intensas, ya sea a través del llanto o la risa. Además, la intensidad muchas veces hace que el niño se sienta abrumado y su entorno desconcertado.
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Cambios inesperados y de corta duración: Los episodios de labilidad emocional son repentinos y breves, ocurren sin previo aviso y pueden durar sólo unos minutos, aunque la intensidad de la emoción hace que estos se sienten más largos.
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Desconexión con el contexto: A menudo, la reacción emocional del niño no parece estar en sintonía con la situación que se vive. Por ejemplo, un niño puede reírse incontrolablemente durante una situación grave o llorar intensamente por un problema menor.
Tratamiento para la labilidad emocional en niños
El tratamiento de la labilidad emocional en los niños se centra en ayudarles a gestionar sus emociones de forma más eficaz y mejorar su bienestar general. Hoy en día las principales estrategias y enfoques para esto son:
Consulta con un profesional
Cuando los síntomas de labilidad emocional son persistentes y afectan al bienestar del niño, es fundamental buscar la ayuda de un psicólogo infantil. Un especialista es capaz de proporcionar un diagnóstico preciso y desarrollar un plan de tratamiento adaptado a las necesidades del niño y su entorno.
Terapia infantil
La terapia infantil se utiliza para ayudar a los niños a desarrollar habilidades para gestionar sus emociones. Existen diferentes tipos de terapia infantil, algunas más convencionales que otras, por ejemplo, hay niños que hacen terapia a través de la música y la danza. Pero la terapia cognitivo-conductual sigue siendo una de las más utilizadas porque es eficaz para enseñar técnicas de regulación emocional y resolución de problemas.
Apoyo a los padres
Además de trabajar con el niño, los padres también deben recibir asesoramiento para comprender mejor la labilidad emocional y aprender estrategias efectivas para apoyar a su hijo. Es decir, aprender cosas como habilidades de comunicación, manejo del comportamiento y apoyo emocional.
Establecimiento de rutinas
Nuestras rutinas afectan en gran medida cómo nos sentimos y cómo reaccionamos ante lo que nos sucede, y lo mismo ocurre con los niños. Las rutinas constantes proporcionan al niño una sensación de seguridad y previsibilidad, lo que ayuda a reducir la frecuencia y la intensidad de los episodios emocionales. Incorporar actividades estructuradas, como un tiempo regular para leer o jugar, podría resultar muy beneficioso.
Promoción de la inteligencia emocional
Los padres y educadores deben modelar y enseñar habilidades de inteligencia emocional, como identificar y expresar emociones de manera adecuada. Además de proporcionar un entorno donde el niño se sienta seguro para hablar de sus sentimientos es clave.
Refuerzo de la autoestima
Asegurarse de que el niño reciba apoyo emocional positivo ayudará a desarrollar su autoestima y aumentará su capacidad para manejar las emociones. El refuerzo positivo constante genera confianza y resiliencia emocional.
Fomentar el apego seguro
Además de todo esto, durante el tratamiento se debe fomentar un fuerte apego entre el niño y sus cuidadores porque esto proporciona una base emocional sólida. Un apego seguro contribuye a la estabilidad emocional y al desarrollo saludable.
Ejemplos de labilidad emocional en niños
Todo se entiende mejor y tiene más sentido con ejemplos, así que para ayudarte a entender un poco más sobre la labilidad emocional en los niños, aquí te dejamos algunos ejemplos claros:
Cambio repentino en una situación de juego.
Un niño puede estar jugando felizmente con sus juguetes y de repente empezar a llorar desconsoladamente porque ha perdido una pieza del juego. Es comprensible que llore porque ha perdido una pieza del juego, pero si llora desconsoladamente y te cuesta calmarlo, puede que esté emocionalmente lábil.
Reacción exagerada a una corrección menor
Imagine un niño que se enoja muchísimo y grita intensamente cuando se le pide que complete una tarea sencilla, como recoger sus juguetes. Su reacción puede ser desproporcionada con respecto a la tarea en cuestión, y el episodio de ira puede pasar rápidamente a una etapa de tristeza o frustración.
Respuesta emocional inadecuada en situaciones sociales.
Un niño puede reír incontrolablemente durante una conversación seria o llorar sin parar durante una actividad que normalmente debería ser placentera. Ambos son episodios tan desconcertantes como incómodos y que deberían llamar vuestra atención brevemente.
Alternancia rápida entre emociones en el hogar.
En el ambiente hogareño, un niño puede pasar de estar feliz y emocionado por un evento especial a sentirse repentinamente irritable y molesto sin motivo aparente.
Desbordamiento emocional durante los cambios de rutina
Si hay una interrupción inesperada en la rutina diaria del niño, como una interrupción en la hora de cenar o un cambio en la hora de acostarse, el niño puede experimentar una reacción emocional exagerada, mostrando angustia o enojo que parece desproporcionada con el cambio realizado.
Debemos aclarar que muchas veces la labilidad emocional es mal diagnosticada como trastornos emocionales severos y otras condiciones psicológicas. La principal diferencia es que esta condición proviene de la incapacidad de controlar los impulsos y que por lo general se puede tratar perfectamente bien con terapia, sin medicación. Aunque, solo profesionales especializados en el área pueden determinar esto. Todos los niños son más felices cuando tienen herramientas que hacen su vida más amena, ya sea física o psicoemocional. Por eso en Kiddus trabajamos duro para darles los accesorios mejor diseñados y con más estilo para ayudarlos a aprender, como nuestros relojes para aprender la hora , o para protegerlos como nuestras gafas de sol .
Conclusión
La labilidad emocional en los niños es una condición que presenta desafíos tanto para los niños como para su entorno. Los cambios abruptos y la intensidad de las emociones siempre son difíciles de manejar y comprender, pero reconocer los síntomas y comprender las causas subyacentes es el primer paso para brindar el apoyo adecuado. Recuerda que al abordar la labilidad emocional debes hacerlo desde la comprensión y con estrategias efectivas, con el fin de facilitar un desarrollo emocional más equilibrado y saludable en tu pequeño.