El frenillo lingual en los niños, también conocido como anquiloglosia o frenillo, es una enfermedad congénita que suele afectar a diversas áreas del desarrollo infantil, como la alimentación, especialmente durante la infancia, o el habla. Aunque no siempre provoca problemas importantes, en muchos casos suele requerir intervención médica. Comprender las causas, los síntomas y las opciones de tratamiento es esencial para que cualquier padre o cuidador tome la mejor decisión para su hijo.

¿Qué es el frenillo lingual en los niños?

El frenillo lingual es una fina banda de tejido que conecta la parte inferior de la lengua con el suelo de la boca. En la mayoría de los niños, este tejido es flexible y no interfiere con el movimiento normal de la lengua. Sin embargo, algunos niños nacen con un frenillo lingual anormalmente corto y apretado que restringe la movilidad de la lengua. Esta condición se conoce como anquiloglosia o frenillo.

Tipos de frenillo lingual

Aunque la base de la afección es la misma, existen diferentes tipos de frenillo, o diferentes grados, dependiendo de la capacidad de la lengua para moverse y la gravedad de los síntomas. Estos son los principales tipos:

• Clase 1 o leve: el movimiento de la lengua no se ve afectado significativamente, el niño puede hablar normalmente y tiene pocos o ningún síntoma.
• Clase 2 o moderada: en este nivel, el frenillo está más apretado y limita algo el movimiento de la lengua, como por ejemplo moverla hacia los lados, aunque estas limitaciones no suelen ser severas.
• Clase 3 o grave: hay problemas para realizar actividades básicas como amamantar o emitir ciertos sonidos al hablar.
• Clase 4 o muy grave: en este caso la lengua queda prácticamente inmovilizada. El frenillo es tan restrictivo que la lengua apenas puede moverse, lo que provoca serias dificultades tanto en la lactancia como en el desarrollo del habla.

¿Por qué sucede esto?

El frenillo lingual corto, o anquiloglosia, es una afección congénita, lo que significa que está presente desde el nacimiento. Se cree que ocurre debido al desarrollo incompleto del frenillo lingual durante la gestación, cuando este tejido no se separa adecuadamente de la lengua antes del nacimiento.

Aunque no se conocen con certeza las causas específicas de su aparición, existe evidencia que sugiere un componente genético, ya que la afección suele ser hereditaria.

¿Cuales son los síntomas?

Como se explicó anteriormente, los síntomas de la anquiloglosia varían según la gravedad del frenillo lingual y la edad del niño. Algunos niños no presentan síntomas importantes, mientras que otros experimentan las siguientes dificultades:

• Dificultades en la lactancia materna: en los bebés, un frenillo corto les dificulta un buen agarre al pezón, provocando un aumento de peso insuficiente y dolor en los pezones de la madre.

• Problemas del habla: a medida que los niños crecen, comienzan a tener dificultades para producir ciertos sonidos, especialmente aquellos que requieren que la lengua toque o se acerque al paladar o a los dientes. Estos incluyen los sonidos de las letras "T", "D", "S", "L" y "R".

• Dificultad para mover la lengua: problemas para sacar la lengua más allá de los labios o moverla de un lado a otro, afectando a actividades como lamer o tocar instrumentos de viento.
• Forma inusual de la lengua: en algunos casos, la lengua adquiere forma de corazón o aparece partida en la punta al intentar sacarla de la boca.

¿Qué pasa si un niño tiene un frenillo?

En algunos casos, los niños con anquiloglosia no experimentan problemas importantes y la afección se resuelve por sí sola a medida que crecen, ya que el frenillo puede estirarse o volverse menos restrictivo con el tiempo.

Sin embargo, cuando la afección es lo suficientemente grave, causará problemas de alimentación en la infancia, lo que a su vez afectará tanto el crecimiento como el desarrollo. A largo plazo, la anquiloglosia podría interferir en el desarrollo del habla e imposibilitar la realización de determinadas actividades que requieren movilidad de la lengua.

¿Cómo se cura el frenillo en los niños?

Nuevamente, el tratamiento dependerá de la gravedad del frenillo. En muchos casos, especialmente cuando el frenillo es leve, no se requiere intervención médica ya que el frenillo puede estirarse naturalmente con el tiempo. Sin embargo, si el frenillo está causando problemas de alimentación o del habla

Frenotomía

Es un procedimiento quirúrgico sencillo que consiste en cortar el frenillo lingual para liberar la lengua. Casi siempre se puede realizar rápidamente en el consultorio del médico sin necesidad de anestesia general.

Frenectomía

En casos más graves es necesaria una frenectomía, que implica la extirpación completa del frenillo lingual. Este es un procedimiento que requiere anestesia local o general, especialmente en niños mayores, y suele realizarse si el frenillo está grueso o si la frenotomía no ha sido suficiente.

Frenuloplastia

Esta es una opción más avanzada en la que se utilizan diferentes técnicas quirúrgicas para corregir el frenillo. Se realiza en casos complejos o cuando el frenillo es extremadamente restrictivo. Tras la intervención, el niño necesitará logopedia para aprender a utilizar los músculos de la lengua de forma más eficaz.

¿Cuándo se debe realizar la cirugía de frenillo?

Se recomienda optar por cualquiera de los procedimientos quirúrgicos mencionados en el apartado anterior cuando:

• Problemas con la lactancia materna: si el bebé tiene dificultades para agarrarse al pezón o no gana peso adecuadamente.
• Dificultades del habla: cuando el frenillo impide la correcta pronunciación de sonidos como "T", "D", "S", "L" y "R".
• Problemas para tragar: si la lengua no puede moverse con normalidad para tragar los alimentos.
• Problemas dentales: en algunos casos, un frenillo corto puede influir en el desarrollo de los dientes y la mordida.

¿A qué edad se puede operar a un niño de frenillo?

La cirugía para corregir el frenillo lingual, como una frenotomía o una frenectomía, se puede realizar a cualquier edad, pero la recomendación para intervenir varía según la gravedad de los síntomas y el impacto que tiene en la vida del niño.

Sin embargo, si el problema no se detecta ni se trata en la infancia, el frenillo lingual puede corregirse más adelante, incluso en la adolescencia o la edad adulta. En niños mayores o adultos, la cirugía suele requerir anestesia general y un abordaje más complejo, como la frenuloplastia, que puede incluso implicar la necesidad de puntos. A esta edad, es más probable que el paciente necesite terapia del habla después del procedimiento.

Cuidados tras la cirugía del frenillo lingual en niños

Una vez realizada la cirugía del frenillo lingual, ya sea frenotomía o frenectomía, no significa que el proceso haya terminado. Los cuidados postoperatorios son fundamentales para garantizar una recuperación rápida y sin complicaciones. Si bien su médico debe explicarle las pautas de atención exactas, se las explicaremos en términos generales para que sepa qué esperar:

Atención inmediata

En las primeras horas después de la cirugía, es normal que el niño sienta leves molestias, que pueden controlarse con analgésicos comunes, como el paracetamol, recetados por el médico. Si se ha utilizado anestesia local, la zona permanecerá adormecida durante un breve periodo de tiempo. Similar a cuando vas al dentista.

Alimentación

Si el bebé es amamantado, se recomienda intentar amamantar lo antes posible después de la cirugía. En muchos casos, el bebé experimentará una mejora inmediata en la succión. Si el niño es mayor es recomendable ofrecerle alimentos blandos o líquidos durante los primeros días para evitar molestias.

Ejercicios de curación y de lengua

En los días posteriores a la cirugía, su médico o logopeda puede recomendar ejercicios de estiramiento de la lengua para evitar que el frenillo se vuelva a unir y limite su rango de movimiento. Estos ejercicios suelen ser sencillos, como levantar la lengua hacia el paladar o moverla de un lado a otro, y ayudan a promover una curación adecuada.

Higiene bucal

Es fundamental mantener una buena higiene bucal para evitar infecciones en el área quirúrgica. Se recomienda enjuagar suavemente la boca con agua o un enjuague salino y evitar el uso de cepillos u objetos duros cerca del área quirúrgica durante los primeros días.

Seguimiento médico

Es importante acudir a todas las citas de seguimiento programadas para que el médico pueda asegurarse de que la curación avanza adecuadamente. Si el niño experimenta dolor intenso, hinchazón, sangrado excesivo o signos de infección, como fiebre, es fundamental contactar al especialista de inmediato.

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Conclusión

En definitiva, el frenillo es una patología que, si bien no suele provocar grandes problemas, puede interferir significativamente en la alimentación, el habla y la calidad de vida de los niños. Afortunadamente, existe una variedad de opciones de tratamiento. Si crees que tu hijo podría tener frenillo, consultar a un especialista será fundamental para evaluar su caso y tomar las medidas necesarias.